Columnas de Opinión

Cuando la ayuda se vuelve un horror: Los terribles casos de violaciones por miembros del «Cuerpo de Paz» a niñas haitianas.

Por María Guajardo

Fotografía de Kaos en La Red
Fotografía de Kaos en La Red

El reciente asesinato del hincha de Colo Colo Jorge Mora por parte de Carabineros, sumado a los desafortunados dichos de la periodista Constanza Santa María quien señaló a Teletrece Radio que "en Francia, en los últimos tres meses cientos de personas, por ejemplo, heridas con perdigones en los ojos en un número bastante más alto que en nuestro país y parece que allá no fuera tema y ahí es cuando parece que hay una sobrerreacción en nuestro país" (sic), generaron una ola de críticas por parte de la ciudadanía, incrementando los cuestionamientos al actuar de Carabineros, y a la poca parcialidad de los medios de comunicación a la hora de dar a conocer las noticias.

Al parecer es difícil no pensar que en nuestro país existen personas de primera y segunda categoría, y al parecer nuestras Fuerzas Armadas y de Orden Público se encuentran en el sector de los privilegiados.

La difundida investigación de The Conversation no fue una sorpresa por involucrar a personal de Fuerzas Armadas en delitos, sino que lo terrible de las agresiones, vino a corroborar la seguridad que les otorga la impunidad del sistema y que en definitiva se refleja al momento de ejecutar actos de violación a los Derechos Humanos tan complejos.

De acuerdo a lo señalado por The Conversation, durante el verano de 2017 su equipo de investigación entrevistó a aproximadamente 2.500 haitianos sobre las experiencias de mujeres y niñas locales que viven en comunidades que albergan operaciones de apoyo a la paz. De ellos, 265 contaron historias que presentaban niños y niñas engendrados producto de violaciones por parte del personal de la ONU aprovechándose de su posición.

En el caso de Chile, la permanencia en Haití se mantuvo durante 13 años, aportando un total de 12.082 efectivos. Ante el inminente retorno de las tropas, el 09 de marzo de 2017 el ex Ministro de Defensa José Antonio Gómez señalaba a El Mercurio "La participación de nuestro país en Haití representó un compromiso concreto de Chile con la solidaridad regional e internacional, así como con la cooperación con el sistema de Naciones Unidas para preservar la paz y seguridad internacionales en ese país, contribuyendo asimismo a posicionarlo en la región latinoamericana como un actor relevante. Desde la perspectiva de la Defensa y de la capacidad profesional de las Fuerzas Armadas, esta operación de paz (MIFH y Minustah) constituyó un escenario eficaz para capacitar a los militares chilenos en un escenario real" (sic).

En tiempos en los que el ex Ministro de Defensa daba alardes del compromiso concreto de nuestro país, The Conversation comenzaba a descubrir la historia de niños y niñas hijos del personal de Naciones Unidas producto de violaciones.

El compromiso de nuestro país con Haití

La excusa de no tener certeza sobre lo que ocurría en ese entonces en Haití, puede sugerir una jugada plena para poder zafar la culpa del Gobierno en aquel entonces. Naciones Unidas, en tanto, al enterarse de los embarazos cometidos por el personal de la Minustah, en un acto que se volvía aún más terrible, repatriaba al personal dejando así a niñas y mujeres solas en la miseria con sus hijos e hijas.

Dentro de las narraciones presentadas, especialmente sensibles son aquellas de niñas de apenas 11 años de edad que fueron abusadas sexualmente por las fuerzas de paz. Algunas a cambio de comida, otras a cambio de dinero. Cuestión cruelmente paradójica si se piensa que los miembros destinados a ayudar a la comunidad se convierten en sus peores opresores.

Rápidamente viene a la cabeza el "Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía" del colectivo chileno Lastesis. No es culpa de las niñas, no es culpa de las mujeres, es culpa del machismo imperante en las Fuerzas Armadas del mundo entero, y en la incapacidad de condenar las violaciones cometidas por representantes humanitarios en uno de los países más pobre del mundo.

Si el Estado chileno es incapaz de garantizar los derechos y libertades inherentes a toda persona, entonces Haití no es un caso aislado, como ha venido siendo la tónica en la declaraciones de las autoridades de este país ante los graves casos de violaciones a los Derechos Humanos.

Nuestro país tiene una gran responsabilidad y estos casos de abusos cobardes dan cuenta la constante presencia de una cultura machista y patriarcal dominante no sólo en el actuar de los inescrupulosos abusadores que fueron parte de las violaciones contra mujeres en estado de vulnerabilidad evidente, sino que habla también de un proceder político desleal, que prefiere evadir para salvarse antes que reconocer, sancionar y reparar.

Es esta reticencia al cambio de un modelo donde los hombres abusan y se protegen, el que debe erradicarse completamente y dar paso a un modelo equitativo, libre de la retrógrada cultura del macho que puede tomar lo que se le antoja sin consecuencias, pues sus pares lo protegen y respaldan con el fin de mantener sus privilegios perpetuados a través de la violencia.

Gabriela Contemporánea


Por Leonardo Guerrero

Ilustración de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit
Ilustración de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit

¿Quién podría dudar de la increíble influencia de Gabriela Mistral en millones de mujeres chilenas ligadas o no a la literatura?, ¿Acaso su figura no representa una constante lucha de clases extendida al interior de su obra?; Obra de donde brota en esencia la equidad de género, la igualdad de oportunidades y el despertar de una conciencia feminista que hoy está en todo su apogeo.

Lucila Godoy, más conocida como Gabriela Mistral, fue siempre una adelantada a su época, fue educada por su hermanastra, quien supo orientar su formación pedagógica y alimentar con su ejemplo la vocación docente que latía en su interior. A los 16 años (edad de muchos/as jóvenes luchadores/as, como Ayelén Salgado) decide ser profesora y da la prueba en la Escuela Normal de La Serena; siendo rechazada por sus ideas (tildadas de ateas y contraproducentes para la formación de una docente).

Este revés le motivó a publicar en "La voz de Elqui" su artículo "La instrucción de la mujer", en el que deja de manifiesto que todas las mujeres deben tener el derecho inalienable a la educación, y con el cual consigue su nombramiento como profesora. Trabajó en el Valle del Elqui, la Araucanía y en algunos cerros que rodean Santiago, de ahí la amplia naturaleza verde que podemos vivenciar al leer su amada y a veces poco comprendida prosa. En el año 1922 el "Instituto de las Américas de Nueva York" publicó su primer libro "Desolación" cuestión que le significó la apertura definitiva las puertas definitivas al mundo de las Letras y las Artes.

Fue una inagotable luchadora social, amante de la prosa, de la sencillez y la niñez; testigo del árbol, la mujer, madre, el niño con su muerte y de un panteísmo que desliza la fragancia del acontecer de la vida, en su esencia misma; Gabriela Mistral fue sin ninguna duda una feminista de la diferenciación, amenazando el reconocimiento de las diferentes formas de ser mujer: madre soltera, madre niña, madre trabajadora, madre campesina, madre indígena, madre jefa y sustento del hogar, fue más allá de la mujer pobre o la mujer acaudalada; y, finalmente, es sin duda una feminista que trasciende su época y ello queda de manifiesto en "La palabra maldita" en donde eficazmente con su prosa, logra hacer una profunda crítica al modo en que se da la lúgubre y violenta existencia del ser humano de su tiempo y que nos llevaría a lo que hoy estamos viendo con nuestra vida social, en efecto, "La humanidad es una gran amnésica y ya olvidó eso, aunque los muertos cubran hectáreas en el sobre haz de la desgraciada Europa, la que ha dado casi todo y va en camino, sino de renegar, de comprometer cuanto vio".

A partir de las reformas feministas de los setenta y de los estudios de género, se enriquecieron las formas de leer la "subalteridad y la visión instauradora de nuestra poetiza" como señala Diamela Eltit en el artículo "Gabriela mistral: El universo femenino excluido de su biografía oficial". Con esto, comienza a quedar en evidencia otro tipo de personaje, detrás de la escritura plena de virtual opacidad, surge con vehemencia y gran elocuencia la transgresora Gabriela; y así los sectores intelectuales y vanguardistas, comienzan el redescubrimiento de una figura plural, múltiple, inacabable y cautivadora que con su escritura ensayística y poética empieza a desenmascarar una tensionada multiplicidad de discursos que hoy debemos seguir emancipando y haciendo florecer, tal cual lo hace nuestro pueblo y nuestra primera línea día tras día en la plaza de la dignidad.

Y así "este largo cansancio se hará mayor un día, y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir arrastrando su masa por la rosada vía, por donde van los hombres, contentos de vivir" (Los sonetos de la Muerte) y generando entonces desde ahí una nueva y multicolor vía, en donde camine esta vez sí, el ser feliz ser humano, el cual pueda vivir por medio de su alma rica en equidad y revolución, y sin su pesado y patriarcal cuerpo que hoy muere desde, por y para sí mismo.

La Violencia, El Femicidio y Lo Pendiente: El Caso de Daniela Reyes

Por Katha Paredes

ilustración de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit
ilustración de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit

stamos viviendo una época de visibilización social con hambre de justicia, en donde las mujeres, sus familias y cercanos ya no están dispuestos a tolerar la violencia sostenida del germen patriarcal y machista. En este contexto, no es posible dejar atrás el caso de Daniela Reyes, joven de 17 años, quién fallece el 28 de febrero en la Clínica Elqui de la Serena, producto de un posible edema como consecuencia de los golpes perpetrados por su pareja de ese entonces, David Espinoza.

Debido a que éste aún es un caso no resuelto, las investigaciones realizadas e hipótesis de la familia, reflejan que lo ocurrido fue el desenlace de una constante violencia de la cual Daniela, lamentablemente, fue víctima y aún no tiene sentencia en la justicia chilena.

De acuerdo a lo informado por el diario El desconcierto, Daniela Reyes, llevaba 8 meses viviendo junto a su pareja en la población Las Compañías, la Serena. Según antecedentes preliminares, en la tarde del 26 de febrero de 2017 se produce una discusión entre ambos, siendo Daniela agredida por su pareja. Luego de pasados unos minutos, la identifican en el suelo de la calle y un vecino avisa a la familia.

Luego de estos hechos, permanece en la Clínica por dos días, falleciendo en la mañana del 28 de febrero de 2017. En primera instancia, la autopsia revela que el deceso de la joven fue debido a un edema agudo del pulmón, que, según David Espinoza, era causado por envenenamiento debido a sustancias tóxicas que hubiese ingerido la joven. Producto de informes posteriores, la madre de Daniela da a conocer los resultados, los cuales señalaban que la joven había sufrido fracturas y golpes, "tenía las costillas quebradas, derrame en la boca del estómago y quemaduras de cigarro", según indicó el diario del día.

Desde los antecedentes expuestos, cabe destacar que, durante el proceso judicial María Espejo, madre de la fallecida, acusó en el diario serenense fuga de tinta al fiscal Juan Pablo Torrejón de trato peyorativo, clasista y misógino al expresarle frases como: "Deje de exagerar señora, si Daniela murió producto del veneno", "y dónde estaba usted que no cuidaba a su hija", "su hija murió porque usted no la cuidaba" o ¿cómo permitió usted que su hija se fuera a vivir con un hombre con 17 años?".

Considerando lo expuesto, tanto la familia como su abogado decidieron llevar adelante una acusación por delito de femicidio, la cual hasta la fecha aún no tiene sentencia definitiva. Sin duda, los hechos y fatal desenlace con causa de muerte, sólo nos hacen volver a recordar la persistente violencia de género y el machismo arraigado en la sociedad, pero ¿Qué significa esto?

Camila Maturana, abogada de Corporación Humanas señala que «La violencia contra la mujer es un continuo, que está presente en lo que se denomina el espacio privado, la casa, las relaciones de parejas, la familia y también en los espacios públicos y en todos estos ámbitos las mujeres somos víctima de violencia; casas, calles, trabajos, medios de transporte, medios de comunicación, establecimientos educacionales e incluso por agentes del Estado como la violencia sexual policial».

La violencia ejercida por un hombre, visto en nuestra sociedad como "el jefe de hogar, dueño del patrimonio y en ocasiones dueños de nosotras", lleva a que casos como el Daniela tengan un final fatal, en donde, cabe recordar que en el año 2019 se constataron 46 femicidios en Chile, tras un informe realizado por el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.

El concepto de femicidio, regulado en la ley 20.480, aún cuenta con vacíos, que producen disminución de las cifras por parte del Ministerio señalado anteriormente, ya que la legislación establece que: "es el asesinato de una mujer realizado por quien es o ha sido su esposo o conviviente", por lo cual, podemos deducir que muchos casos deben contar con ciertos requisitos propios de esta tipificación.

Órganos internacionales, ya han vuelto su mirada hacia chile, para que realmente se cumplan tratados internacionales firmados y ratificados por nuestro país, en cuanto a protección y prevención de la violencia hacia la mujer y violencia doméstica (psicológica, física y económica).

El caso de Daniela, como el de muchas otras, son el claro ejemplo no deseado de la construcción social de base machista, heteropatriarcal y de dominación hacia muchas de nosotras, y en diversos casos culminan en el feminicidio e impunidad.

No es azar que, tras un informe temático sobre Violencia Contra la Mujer en Chile y Derechos Humanos, realizado el 2017 por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, existan recomendaciones por parte del Sistema Universal de Derechos Humanos, en donde las observaciones hacen hincapié también al hecho de que aún no se han adoptado medidas transversales para hacer frente a otros tipos de violencia contra las mujeres que suelen ocurrir fuera del entorno familiar, ni tampoco respecto a la eficacia de las medidas que deberían proteger a las mujeres contra el expandido fenómeno del femicidio.

Concluyendo, no podemos permitir que frases y acciones violentas transgredan nuestra dignidad, a tal punto de impedirnos vivir o quitarnos la vida, por la sencilla razón de ser mujer, sea cual sea el motivo infundado de esa mente enferma y violenta.

Funas y su connotación social

Por Leonardo Guerrero

Fotografía de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit
Fotografía de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit

Para comenzar a hablar de las funas se me hace indispensable mencionar el "escrache" que existe hace siglos y que sin ninguna duda tiene una estrecha relación con las funas. Pero ¿Qué es "un escrache" y qué relación pueden llegar a tener con las funas? Este concepto está intrínsicamente relacionado con esta última, pero desde una perspectiva política, es decir, es el nombre que se le da a un tipo de manifestación en la que un grupo de activistas se dirige al domicilio, lugares públicos o de trabajo en donde se pueda reconocer a alguien que quieran denunciar, en efecto, es un método de protesta, basada en la acción directa y que tiene como finalidad denunciar la mala acción o trato de manera visible en lo social en contra de un "servidor público" o cualquier cuidadan(e).

En Chile y desde el estallido social tenemos la funa más visible del mundo a comienzos del siglo XXI y que ha dado cátedra al resto de las sociedades contemporáneas, con la performance "el violador eres tú". Esta fue una acción ciudadana en post de denunciar una brutal desigualdad de trato, no solo ante la ley, sino también, frente a la sociedad en su colectivo y que involucra hasta del mismísimo "Estado" de Chile, que no se ha hecho cargo de la inequidad de género existente, a pesar de ello se han profundizado y exacerbado contra la mujer a lo largo de nuestra alicaída historia republicana. Ahora bien, es indispensable observar este mismo fenómeno de las funas, también en el mundo y es por esto, que se me hace indispensable mencionar el boom de las funas por redes sociales en este siglo, que se desarrolló con mucha fuerza y curiosamente en el mes de octubre (exactamente dos años antes del estallido social en Chile) del año 2017 ¿Lo recuerdan?, me refiero al movimiento #MeToo (#YoTambién) que nació a raíz de las acusaciones de acoso sexual contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense "Harvey Weinstein". La denunciante en dicho caso, fue la popular actriz "Alissa Milano", quien hizo el llamado a las mujeres a tuitear sus experiencias para demostrar lo normalizada que estaban estas prácticas de acoso en la industria de Hollywood y por ende, el comportamiento misógino.

En virtud de lo anterior y haciendo algo de memoria, voy a hacer una funa: ¿Recuerdan el caso de Nabila Rifo? Como relata Paulina Molina el año 2016 en la BBC, "primero fue golpeada hasta desmayarse. Luego le sacaron los ojos y la abandonaron en la calle" sin ningún tipo de remordimiento y todo ha manos de quien, hasta ese instante era su pareja Mauricio Ortega. Este último fue condenado a pagar, la suma de $150.000.000 de pesos (que no tiene) y a la privación de su libertad por tan solo 18 años ¿Esto es lo que cuesta un daño moral de tamaño abuso?, ¿Una mutilación (ceguera total) y una golpiza que te pudo haber costado la vida, tiene tan sólo una pena de 18 años?, ¿De haber sido Nabila una autoridad de gobierno, quizá la hija de algún/a senador/a o de alguna/o diputada/o, habría sido la misma pena o condena?, eso habría que consultárselo al poder judicial, quien no puedo "demostrar las intenciones de querer asesinar" de dicho individuo y fue el sustento basal de donde se obtuvo el fundamento de la pena judicial ¿Pueden creerlo?, ¿Qué no se pudo demostrar que a Nabila Riffo la querían matar?

En efecto ¿Cómo no funar al poder judicial por esta detestable y vergonzosa condena?, ¿Acaso no pueden dimensionar el daño que hoy tiene Nabila, que ni siquiera puede salir a la calle valiéndose de sí misma?, ¿Solo 18 años para quién debería pagar una cadena perpetua por querer quitarle los ojos y la vida a su ex-pareja por celos?

¿Cómo no hacer funas si los mecanismos de control institucionales están debilitados, están fallando o no existen? Y lo peor de todo es que lo hacen con la bestial fuerza del patriarcado institucional, como señala el capítulo X de "El príncipe" de Maquiavelo, que incestuosamente pretende proceder desde sí mismo, queriendo emerger sin dar cuenta de los abusos, haciendo como si nada estuviera pasando y que dichos actos irregulares (me detengo en esto punto para comentar a que me refiero por irregular):

  1. Irresponsabilidades ante la ley de parte de empleadores/as
  2. Falta a la probidad de parte de autoridades del estado, un ejemplo claro es el casos PENTA, caso SOQUIMISH por mencionar algunos. En donde se pudieron demostrar responsabilidades en delitos que solo fueron condenables en cómodas cuotas o clases de ética para la élite del poder.
  3. Acoso callejero y sexual en general.
  4. Abusos sexual universitario. Para profundizar recomiendo el artículo de El Mostrador llamado: "Los casos de abusos sexuales que remecen a la Universidad Católica"
  5. Atropello a los Derechos Humanos y fundamentales de las comunidades LGBTIQ + y otras minorías.
  6. Entre otros abusos que se cometen día a día en la impunidad.

Por lo que, en este contexto, se corrobora el fundamento de una funa, el cual es hacer notar lo que no se quiere dejar ver; debemos por tanto develar lo silenciado de tal manera que no permitamos el ocultismo, la irresponsabilidad consciente o descuido estatal.

Por último, cada individuo de este país, se ha visto sometido a la "Erfindung" (invención) del Estado que pretende somatizar, es decir, solapar la "Herkunft" (procedencia) de los abusos o irregularidades de la desidia institucional; infringiendo y sometiendo con fuerza de ley todo lo que "Entstehung" (emerge) de él, sin querer hacerse cargo de ello y perpetuando prácticas de un Estado anacrónico y que no está a la altura de lo que exige el siglo XXI, por ende, ¿Cómo no hacer funas si estamos sometidos a un estado-nación que no va acorde a nuestro siglo; ¿que sus instituciones se han quedado estancadas, debilitadas y con una falta de legitimidad digna de una mala gestión gubernamental?; ¿Cómo no realizar funas si las instituciones que deberían proteger y velar por todos/as nos mutilan, violan y asesinan? Son interrogantes que deben ser cuestionadas en nuestros pensamientos cotidianos.


El aborto en estos tiempos y en ningún otro

POR KATHA PAREDES

Fotografía de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit
Fotografía de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit

Considerando que vengo de una familia de pensamientos y crianza conservadora, la llegada de un niñe al seno familiar, independiente de la edad que se tenga, es prácticamente una bendición. Es casi imposible pensar que el aborto, fuera una elección viable desde la base de una construcción socio-familiar de esta índole, pero ¿Qué sucede cuando el accionar puede superar la sola idea y se transforma en una decisión voluntaria y libre?

El tercer milenio, trajo consigo el devenir histórico heredado de la lucha constante que hemos llevado las mujeres, respecto de la violencia direccionada y desigualdad de género. En este sentido la actual revolución social, de la cual son parte los movimientos feministas en Chile y el extranjero, hoy más que nunca han levantado la bandera de lucha hacia un aborto libre, seguro y gratuito. Esta libertad de elección sobre nuestra propia cuerpa es viable, teniendo en cuenta, la existencia de derechos sexuales y reproductivos.

Actualmente, la diversidad sexual junto con la bandera verde que ha llevado a las calles el movimiento feminista, decide poner en la palestra, que la elección de qué hacer con nuestras cuerpas es una decisión libre de toda construcción social y normativa. Fundamentos sostenidos en argumentos legítimos, considerando además, los efectos colaterales de aquellas cifras que no existen, y que son abortos realizados en la clandestinidad sin supervisión médica.

En concordancia a lo anterior, sólo es posible observar estudios estimativos, en donde según el informe "Realidad del Aborto en Chile", realizado en agosto de 2018 por el Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia de Género, HUMANAS, "... en la década de los noventa cifraron en decenas de miles los abortos inducidos: 175.897 según estudio del Dr. Mariano Requena y 159.650 de acuerdo a The Alan Guttmacher Institute" y en cifras más recientes "...se realizarían entre 60.000 y 70.000 abortos inducidos al año".

Entonces nos preguntamos: ¿Cómo es posible esto?, si Chile cuenta con una legislación que nos "da permiso" para que lo anterior no ocurra, por medio de tratados internacionales y multilaterales, como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, Convención Do Belém Do Pará, organismos como el Servicio Nacional de la Mujer y el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.

Con los antecedentes ya expuestos, pareciera ser, que tenemos todo a nuestro favor para gozar libremente de los derechos que se nos garantizan: derecho a decidir si procrear o no, derecho a gozar de la salud reproductiva libre de interferencias, decidir si quiero tener hijes y cuántos, lo cual incluye poder interrumpir un embarazo no deseado.

Recapitularemos basándonos en la praxis, los derechos establecidos no son garantizados. ¿La evidencia concreta?: Despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales; parece un avance dirían algunes, hasta que nos encontramos con la objeción de conciencia, deduzco que pueden ser los mismos que estaban en contra del divorcio.

Para observar el dato cuantitativo, el Ministerio de Salud de Chile (MINSAL) en su informe trimestral, realizado entre el 31 de enero y el 31 de marzo de 2019, nos muestra que en el marco de la Ley 21.030, de los 175 casos considerados dentro de las 3 causales, 144 decidieron interrumpir el embarazo y 31 de estos continuarlo. Ahora bien, si hablamos de los establecimientos en donde se realizaron (159 en recintos públicos y 16 en privados), podríamos llegar a un punto de análisis sobre el tipo de vulnerabilidad socioeconómica en la cual se encontraban estas mujeres al momento de decidir interrumpir el embarazo, pero, en esta oportunidad seguiremos el hilo conductor del tema en cuestión.

Sin desmerecer el dato duro, ni los estimativos mencionados, invito a los conservadores-tradicionalistas a equilibrar sus privilegios y a naturalizar nuestras libertades. No es concebible que hoy, siglo XXI, sea posible pensar y evidenciar, aún, la mano dominante que nos cubre. No deben seguir existiendo tiempos futuros en donde otres deban seguir decidiendo qué debemos hacer o lo que no. No es posible que debamos continuamente imaginar cifras incalculables de abortos, cuyas consecuencias físicas y psicológicas no podemos dimensionar, gracias a la privación ante la opción de tener o no tener hijes, y que interrumpir este proceso no sea seguro y libre en un Estado que debiera llevar a la práctica la legitimidad de los derechos establecidos.

Hay algo que muches parecieran no estar visualizando, YA NO ESTAMOS SOLAS, y no es algo que sea producto de mi irreverencia, sino más bien, de hechos basados en realidades, demandas y cánticos explícitos de compañeras feministas y disidentes, las cuales, estamos unidas bajo la consigna de un aborto libre, seguro y gratuito. Hoy por hoy, es el momento de tomar más fuerza que nunca, por aquellas que murieron luchando para garantizar nuestras libertades y nuestro futuro, porque quizás no habrá otra oportunidad histórica para llevar a cabo lo que no debiese ser demandado.

En estos tiempos y en ninguno otro, podemos permitir que una regulación normativa y la construcción socio-familiar decida qué hacer con nuestra cuerpa, porque eres tú mujer y soy yo, quién tenemos la elección de procrear en la sociedad chilena o en cualquier otra.


India: Un violador en tu camino

POR IGNACIO VALLEJOS G.

Fotografía de lavanguardia.cl
Fotografía de lavanguardia.cl

El cántico en cuestión ha recorrido el mundo entero, siendo interpretado en Madrid, Bogotá, París, Londres y Nueva York, pero, en esta ocasión, cobró especial sentido a causa de la muerte de una joven de 23 años víctima de una violación, quien al dirigirse a testificar sufrió el ataque de un grupo de hombres que le prendieron fuego.

En pleno centro de la capital, con los ojos vendados y señalando al frente, las mujeres replicaron al unísono el estribillo de la canción: "¡El violador eres tú!". Con frases como «el patriarcado es un juez que nos juzga por nacer y nuestro castigo es la violencia que no ves», la canción pretende denunciar la doble victimización de las mujeres por parte de sus agresores y de las instituciones, que no actúan al respecto. Sin embargo, en este contexto se dieron la licencia de agregar una estrofa propia que decía: "en el nombre de la casta, en el nombre de la religión, desaparecemos, somos explotadas, llevamos la peor parte de la violación y la violencia en nuestros cuerpos".

Sumado al caso anterior, son varios los hechos que han estremecido a este país en el último tiempo a causa de la crueldad y violencia contra las mujeres. Especialmente crudo resulta el de una mujer veterinaria de 26 años que fue violada en grupo, asesinada y posteriormente quemada con gasolina.

Un escenario similar se vive en Turquía donde la policía reprimió violentamente a más de un centenar de mujeres congregadas en el barrio Kadiköy bajo la consigna feminista del himno de LasTesis. Al acabar de cantar una versión en turco de la canción, la policía requisó el megáfono a las manifestantes que optaron por repetir la canción en su versión original en español, pero ya sin medios técnicos.

Tanto en India como en Turquía, la violencia machista está muy presente en el debate político, con colectivos feministas y de izquierda, acusando al gobierno de conservador y de orientación extremista, por no atacar las raíces de la violencia y mantener un discurso patriarcal. 

La révolution desafiante féministe en Chile

POR LEONARDO GUERRERO

Fotografía de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit
Fotografía de Pablo Fattori @anteojoscirculares @pablofattorit

Ahora bien, si analizamos el contexto social actual en virtud de esta lucha sobre la paridad de género, entonces se hace indispensable nombrar a quienes propiciaron y visibilizaron con profundidad mundial el abuso sistemático y colonial del patriarcado, tanto en los excesos provenientes del estado y sus instituciones, como también en las vulneraciones civiles que brotan desde las distintas sociedades y, por tanto, prácticas machistas y retrógradas que aún tienen el sesgo del Siglo XIX. Me refiero al trabajo de Sibila Sotomayor, Daffne Valdés, Paula Cometa Stange y Lea Cáceres quienes son nada más y nada menos que el colectivo "LasTesis". Estas jóvenes porteñas son, sin duda, las emancipadoras de la liberación feminista del Siglo XXI por excelencia en todo el mundo. Y es que a partir del 25 de noviembre de 2019 luego de presentar su performance "un violador en tu camino", en el marco de la conmemoración del Día contra la Violencia a la Mujer.

Sin perjuicio del reconocimiento anterior, es imposible olvidar el trabajo de la coordinadora feminista 8M y muchas otras organizaciones no gubernamentales que instalaron los cimientos de la equidad de género en Chile. Todas estas organizaciones no gubernamentales instalan transversalmente la idea de equiparar el derecho a la igualdad de trato social, económico y político entre las personas, una sexualidad digna y libre para todos/as los miembros de la sociedad. Cuestionando a lo menos, la hetero-normalidad y posibilitando, desde el discurso al hecho, la potencia de que las o los individuos seamos quienes podamos definir nuestro propio cuerpo, género, derechos individuales y a hasta la elección de una nueva constitución de todos y todas.

En la misma línea podríamos hacernos el siguiente cuestionamiento: ¿Cómo podemos observar tal síntoma en la realidad nacional?, el mejor ejemplo brota desde el Congreso Nacional, en efecto, la actual discusión sobre el proceso constituyente hoy está entrampada en el congreso debido a la paridad de género. Por una parte, algunos partidos del conglomerado "Chile vamos" bajo ningún parámetro quiere permitir que dicha acción se lleve a cabo. El temor de este "conservador sector político" se funda en su anhelada idea de no posibilitar la apertura a la igualdad y equidad social, y mucho menos de género con un claro acento religioso que ni el mismo Cristo querría, en otras palabras entorpecen el proceso que busca generar las condiciones necesarias para la elaboración de una constitución que comprenda y proteja a los pueblos originarios y la igualdad de género, aboliendo así la oportunidad única de proporcionar libertad a cada agente social.

Por otra parte, tenemos a los menos conservadores, la izquierda que lucha por incorporar la paridad de género desde la base constitucional y así posibilitar en esencia la libertad plena del ciudadano/a del siglo XXI en el Chile de hoy. Sin ir más lejos podemos observar la pregunta de Beatriz Sánchez al ministro Ward: "Ministro Ward: ¿Hasta cuándo las mujeres tenemos que esperar?, ¿Hasta cuándo los pueblos indígenas tienen que esperar" (twitter publicado a las 20:50 el día 17 de diciembre del presente año). También queda en evidencia la problemática en cuestión, al leer las declaraciones de la periodista de CNN Chile Mónica Rincón quien dice en su cuenta de twitter: "La paridad no es un favor, es la reparación de condiciones históricamente desfavorables para las mujeres" y para todos quienes hoy no tienen voz.

Estamos sin duda frente a una problemática de género que no escapa a nadie, pues nos involucra a todos/as como sociedad y más aún en el Chile convulsionado de hoy, nadie debería (en un Estado democrático) quedar afuera del "nuevo pacto social", pues esto no sería justo e incluso podríamos tildarlo de insano en términos sociales. Yo me pregunto: ¿Si las mujeres hoy son el 51 % de la población, entonces de dónde salió la otra mitad? La respuesta está más clara que la incompetencias de Piñera, en efecto, el feminismo es la base de la lucha de género y "los hombres que quieren ser feministas no necesitan tener espacio en el feminismo. Necesitan tomar el espacio que tienen y hacerlo feminista" (Kelly Temple) para optimizar, equiparar, igualar y mejorar nuestras relaciones sociales.

Ahora bien y en virtud de todo lo anterior, se hace imperecedero por lo tanto, confluir en un punto común y que éste genere mejores y más profundos cimientos democráticos que los vagamente establecidos hoy, es decir, implementar una frónesis social que comprenda en su génesis constitucional, no sólo la tan discutida y atemorizante para algunos "paridad de género", sino que también, la libertad de los pueblos originarios, la libertad individual que perpetúe la equidad de géneros presentes hoy en nuestra sociedad, como la comunidad LGBTI+, y tod(e)s quienes hoy no tienen voz y que merecen un espacio propio en esta Patria nueva, en donde debemos caminar todos junt(e)s para la construcción de un Chile más equitativo y nuestro. 

Día contra el Femicidio

POR MARÍA GUAJARDO

Fotografía de Nicole M. Hidalgo
Fotografía de Nicole M. Hidalgo

El 19 de diciembre de 2015, Claudia Neira estaba nerviosa, tenía un mal presentimiento. Alfredo Cabrera estaba con Javiera, hija de ambos, sin embargo, no respondía a sus llamadas. Presa de la preocupación y la angustia partió al departamento de su expareja. Cabe destacar que Claudia se había separado hace muy poco tiempo por ser víctima de violencia tanto física como psicológica por parte de Alfredo.

Al llegar al lugar Alfredo se niega entregarle a su hija, ante esto Claudia decide seguirlo al departamento, desatándose así un nuevo episodio de violencia. El hombre comenzó a golpearla brutalmente, pese a la existencia de las denuncias interpuestas por Claudia, cuyo resultado fue una medida cautelar que prohibía su acercamiento tanto a ella como a su hija.

En medio de la pelea, no sólo tiró a Claudia al piso, sino que comenzó a hacerle cortes en su cara. El terror se apoderó de Javiera, quien comenzó a gritar para intentar defender a su mamá. En ese momento Alfredo tomó a su hija y la lanzó desde el séptimo piso.

La noticia de la muerte de Javiera motivó la creación de la Coordinadora Diecinueve de Diciembre, cuyo objetivo principal es lograr se declare aquella fecha como el Día Nacional contra el Femicidio. El proyecto fue aprobado el día 26 de septiembre por la Cámara de Diputados, y debe ahora seguir su tramitación en el Senado.

Sin embargo, y pese a que existen conmemoraciones a nivel internacional como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el combate contra la violencia de género exige ser mayormente difundido y generar la entrega de herramientas para que día a día las víctimas de violencia disminuyan. De acuerdo con lo señalado por el Red Chilena contra la Violencia hacia las mujeres, a la fecha se han cometido 60 femicidios.

En nuestro país recién en el año 2010 la figura de femicidio fue tipificada como un delito especial, cuestión que permitió aumentar las penas frente a este tipo específico de homicidios. Pese a esto, no hemos visto una mejora en los números. Año a año se suman nuevas víctimas, aumentan las denuncias, y la justicia sigue sin ser capaz de responder satisfactoriamente a las demandas de las mujeres.

Si bien la muerte de Javiera fue sancionada con una pena ajustada a la figura penal en cuestión, existen varios casos donde el asesino se suicida o peor aún, se da a la fuga sin ser encontrado más.

Como reflexión final, cabe considerar que la violencia hacia las mujeres no sólo consiste en acciones directas, sino que también en omisiones o en meros actos de encubrimiento cuyas consecuencias son igualmente nocivas para una sociedad que lucha día a día contra el machismo.

¡Crea tu página web gratis!